Los españoles prefieren los depósitos a plazo fijo para sus ahorros


Los españoles prefieren los depósitos a plazo fijo para sus ahorros

Cuando todo parecía indicar que los tipos de interés no podían seguir bajando, el Euribor se adentró en el terreno negativo y dejó atónitos a buena parte de los analistas financieros.

Como no podía ser de otra manera, esta nueva realidad ha afectado a la remuneración de los depósitos a plazo fijo que, hoy por hoy, está en mínimos históricos. De hecho, son muchas las entidades bancarias que han optado por retirar este tipo de producto de su catálogo.

Lo que quizá resulte aún más sorprendente es la persistencia en los españoles, quienes siguen aferrándose a los depósitos a plazo fijo, pese a la mediocre rentabilidad que ofrecen. A lo largo de este artículo, vamos a analizar las estadísticas del sector e intentaremos comprender las razones detrás de esta forma de gestionar su patrimonio, en lugar, por ejemplo, de contratar productos de inversión como los fondos o la apertura de una cartera de valores.

Los españoles prefieren contratar depósitos sobre cualquier otra alternativa de inversión

De acuerdo con las cifras de contratación de depósitos publicadas en 2016 por la EFPA (Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera de España), el 72% de los ahorradores apuestan abiertamente por la contratación de imposiciones a plazo fijo como principal vehículo para conservar su patrimonio líquido.

El motivo que argumenta gran parte de los consumidores es el hecho de querer evitar a toda costa el riesgo propio de los productos de inversión, pese a la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad de su dinero.

El IEB (Instituto de Estudios Bursátiles de Madrid) ha confirmado esta forma de pensar imperante entre los españoles. En su informe “Nuevas Tendencias del ahorro en España” ha cifrado en 49% el porcentaje de consumidores que optan por los depósitos como mecanismo de ahorro.

Los españoles aún no se fían de los depósitos en el extranjero

La idea de sacar el dinero fuera de nuestras fronteras sigue suponiendo un gran estrés para los ahorradores españoles. El ya citado estudio del IEB ha indicado que el 51% de los españoles prefieren el mercado español a la hora de contratar un depósito.

El mercado europeo es visto con buenos ojos por el 14,7% de los encuestados; mientras que el mercado norteamericano y el resto de mercados mundiales apenas gozan del beneplácito de un 6,4% y 6,5% de los españoles.

La falta de conocimiento está jugando una mala pasada al consumidor medio nacional, dado que muchos mercados extranjeros ofrecen el mismo nivel de fiabilidad que el mercado bancario español y, además, cuentan con contratos de depósitos cuya remuneración es mucho más elevada. Todos estos depósitos están cubiertos por fondos de garantía de sus respectivos países, por lo que el nivel de seguridad del dinero que se pueda depositar en estos bancos es excelente.

Basta señalar que la medida del tipo de interés de los depósitos en Europa se sitúa en torno al 2% TAE, mientras que en España no alcanza el 0,05% TAE. No, no se nos ha colado un cero de más. Cualquier día, nos vamos a levantar por la mañana, descubriendo que los nuevos depósitos son ofrecidos con un interés negativo. De hecho, las grandes corporaciones ya llevan tiempo contratando depósitos y bonos a interés negativo. Además, muchas entidades bancarias ya han comenzado a cobrar comisiones de mantenimiento en las cuentas bancarias de sus clientes, lo cual es una manera sutil de aplicar un interés negativo a un depósito a la vista.

Los españoles prefieren la seguridad y absoluta certidumbre de los depósitos

Si tuviéramos que explicar los motivos por los cuales los consumidores españoles se mantienen convencidos de las virtudes de los depósitos, nos vemos obligados a analizar las características de éstos más allá de la remuneración que ofrecen. Al fin y al cabo, en una época de intereses menguantes, la rentabilidad parece haber pasado a un segundo o tercer plano.

Garantía del capital principal

Lo primero que destaca de los depósitos es el hecho de que el capital principal está doblemente garantizado:

Por un lado, el capital que se aporta jamás se verá mermado, como podría ocurrir por ejemplo con un fondo de inversión.

Ni si quiera una cancelación anticipada del mismo puede suponer una pérdida sobre el capital principal, dado que la penalización máxima que el banco puede aplicar equivaldrá a los intereses generados hasta el momento de la cancelación.

Finalmente, el Fondo de Garantía de Depósitos cubre hasta 100.000 euros por cliente y entidad, de forma que es prácticamente imposible experimentar cualquier tipo de pérdida económica cuando se contrata un depósito. Por supuesto, no estamos considerando la pérdida de oportunidad como una pérdida económica, pues eso merecería otro artículo al completo.

Conocimiento de la rentabilidad a obtener

En segundo lugar, el cliente también tiene muy claro desde el principio, cuál va a ser la rentabilidad que obtendrá con su depósito, por muy baja que sea. Esto no es posible con los productos de inversión, en los que la rentabilidad está sujeta a múltiples variables que escapan al control del cliente.

Existencia de algunos depósitos de alta remuneración

Finalmente, no podemos olvidar que aún existen en el mercado un buen puñado de entidades que ofrecen depósitos a plazo fijo cuyo tipo de interés está muy por encima de la media del mercado, hasta el punto de multiplicar varias veces la remuneración que se puede obtener en un banco habitual.

Nos estamos refiriendo, por supuesto a entidades como SelfBank, Farmafactoring, Credit Agricole, Wizink o Finantia Sofinloc. Algunos de estos bancos son españoles, mientras que otros son extranjeros. Sin embargo, todos ellos están instalados en España, por lo que el procedimiento de contratación es muy sencillo y se supera el miedo habitual de los consumidores a acudir a la banca extranjera.

Todo parece indicar que los españoles seguirán ingeniándoselas para contratar depósitos a plazo fijo, sean cuales sean las circunstancias en las que tengan que hacerlo. La seguridad se impone a cualquier otro criterio y, si además, se puede conseguir una buena rentabilidad a través de las entidades ya indicadas, ¿para qué arriesgarse con otras aventuras?


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